Formarse online, pero sin renunciar a las clases presenciales. De eso y de mucho más trata la educación híbrida. Descubre en qué consiste, cómo se imparte y por qué es el futuro de la enseñanza reglada.
Como casi todas las tendencias que han sonado con fuerza en los últimos meses —teletrabajo, IA, videollamadas…—, la educación híbrida no es un concepto nuevo. Esta modalidad de enseñanza, que combina lo mejor de la formación online con lo más valioso de la presencial, lleva ya varios años erigiéndose como el formato más adecuado para educar en la era digital. Pero es ahora cuando cobra mayor protagonismo, en pleno debate sobre cómo debe ser la educación en un mundo en pandemia.
¿Qué es la educación híbrida?
La educación híbrida es un método de enseñanza basada en tecnologías educativas ligadas a internet. En este tipo de enseñanza, tanto profesores como alumnos, se benefician de una enseñanza mixta (síncrona, asíncrona, no presencial) lo que permite llegar a cualquier persona con acceso a internet.
Las ventajas de la formación online las sabes, a estas alturas, de memoria. Flexibilidad, conciliación, ahorro de costes, mayor autonomía, acceso directo a profesores de prestigio, estén en el lugar en el que estén, etc. Pero lo cierto es que la formación presencial también tiene muchos puntos fuertes: cercanía con el profesor, ambiente que facilita el aprendizaje, relaciones sociales que surgen en el aula… Así que, si unes las dos, el resultado es prometedor, ¿no crees?
En el mundo anglosajón, que mucho saben de nuevas tendencias y transformación digital, la llaman blended learning. Y blend significa mezclar, pero de forma armoniosa. Es decir, cuando pones una pieza sobre otra para hacer, por ejemplo, una torre, no puedes decir blend. Pero cuando estás batiendo los ingredientes de un bizcocho para chuparse los dedos, sí.
Lo que hemos visto en los últimos meses, colegios y universidades que han trasladado la enseñanza tradicional al entorno virtual, se parece más a la torre que al bizcocho. Es decir, no es educación híbrida, sino educación a distancia de emergencia. En este artículo de EDUCAUSE Review repasan las diferencias entre una y otra.
Pero, en resumen, la educación híbrida implica un diseño específico del itinerario que aproveche las ventajas de las dos vertientes, online y presencial. Para que te hagas una idea más clara, desde Blended Learning Universe (BLU) proponen siete modelos de educación híbrida que ya se están aplicando.
Modelos de educación híbrida
Te advertimos que una vez descubras en qué consiste la enseñanza híbrida, no querrás volver a la tradicional. ¿Preparado?
1. Rotación de estaciones
Suena bien, ¿verdad? Consiste en dividir al alumnado en equipos, que van rotando por diferentes estaciones con tareas distintas pero con un mismo objetivo. Al menos una de esas estaciones es digital. Se trata de un modelo pensado, sobre todo, para las primeras etapas educativas (Infantil, Primaria).
2. Rotación de laboratorio
Similar a la anterior, solo que una de las estaciones es un aula tecnológica o lab.
3. Rotación individual
La rotación no se realiza en grupo, sino de manera individual, según lo que marque el profesor o un algoritmo. La particularidad de este modelo de educación híbrida es que no es necesario trabajar en todas las estaciones.
4. Clase invertida o flipped classroom
¿Recuerdas tus años de instituto? Ibas descubriendo la materia a medida que el docente la impartía y luego la estudiabas en casa. Pues con este formato el proceso es al revés: primero revisas el contenido online, y a continuación acudes a clase. La ventaja de esto salta a la vista: el profesor puede enfocar la sesión en resolver dudas, plantear cuestiones o ahondar en los temas más complejos.
5. Flex
Este es el modelo que más autonomía da al alumno, ya que es él quien decide cuánto tiempo dedica a cada actividad. Como es lógico, este tipo de educación se sustenta en la formación online. Sin horarios, al ritmo que marque el estudiante, y en función de lo que necesite.
6. A la carta
Los alumnos combinan las clases presenciales con cursos online que complementan la materia. En el centro de enseñanza Halcyon London International School de Reino Unido, por ejemplo, los estudiantes se conectan desde un aula tecnológica acompañados de otros alumnos (cada uno con su curso) y un profesor que puede resolver dudas. Lo cuentan en el blog de Blended Learning Universe.
7. Modelo virtual enriquecido
El último modelo de educación híbrida consiste en completar la mayor parte de la formación de forma online, pero asistir a varias sesiones presenciales con los docentes.
Retos de la educación híbrida
Ahora que ya tienes una idea más clara de los formatos de la educación híbrida, resulta sencillo enumerar las ventajas de este tipo de enseñanza (formación personalizada, flexible, ahorro de costes…), pero también los retos.
Para que la educación híbrida funcione es necesario reducir la brecha digital entre el alumnado. No solo en el acceso a las herramientas (banda ancha, ordenadores, etc.), sino también en las capacidades digitales. La Unión Europea tiene claro que saber moverse en el mundo digital es imprescindible y establece hasta 21 competencias digitales que todos deberíamos tener. Entre ellas, buscar información en internet, proteger la reputación online o solucionar un problema sencillo del sistema informático (¿Ctrl+Alt+Supr? ¡Aprobado!).
Asimismo, el personal docente tiene que contar con las skills adecuadas para impartir formación online. Y esto supone, por ejemplo, entender el ecosistema digital, dominar las metodologías ágiles más comunes, conocer software específico y hablar el lenguaje de propio de internet. Experto en EdTech será de hecho uno de los oficios digitales más demandados de los próximos años.
¿Por qué es el futuro?
En el contexto actual, la educación híbrida supone dar continuidad al trabajo online que millones de docentes y estudiantes en todo el mundo llevan realizando como consecuencia del cierre de colegios y universidades, pero sin renunciar a las ventajas de ir a clase. Y de manera organizada, con el objetivo de impartir la mejor enseñanza posible.
El resultado es una formación mucho más personalizada y flexible que el sistema tradicional, lo que implica estudiantes más motivados y, por tanto, con mejores resultados académicos.