Cuando hablamos de toma de decisiones hablamos de preguntas claves que nos hacemos en el día a día: qué datos tenemos, cómo procedemos, cómo podemos pensar para acertar en nuestras acciones, cómo elegimos correctamente…
Cuando hablamos de tomas de decisiones en una empresa, normalmente nos referimos a los datos. ¿Qué datos mirar? ¿Cómo organizarnos para sacarles el máximo partido? ¿De dónde sacamos esos datos?
¿Qué es la toma de decisiones?
La toma de decisiones es el proceso en el cual un individuo o grupo de individuos deben elegir entre varias opciones. Este proceso se activa cuando hay que resolver un conflicto o situación que requiere de una acción concreta.
Hacer esa elección puede suponer un paso más o menos trascendental, hay decisiones rutinarias o consideradas de poca importancia, pero también algunas que implican mucha responsabilidad para quien las toma y que pueden ser muy determinantes.
En una empresa, es la gerencia o dirección quien toma las decisiones más importantes, pero todos sus miembros, de una forma u otra, tienen que tomar decisiones en su día a día para llevar a cabo acciones que, en definitiva, afectan a la empresa por pequeñas que sean.
En función del tamaño de la empresa, será más común un tipo de decisiones u otro. Mientras en las grandes es posible que algunas de las decisiones de peso se deleguen, en pymes estas suelen estar asumidas por grupos más reducidos de personas. Sea cual sea la modalidad, el proceso debe ser flexible para adaptarse a posibles cambios, además de tener en cuenta distintos enfoques que puedan enriquecerlo.
¿Cuál es la importancia de la toma de decisiones?
A lo largo de nuestra vida, tanto personal como profesional, nos encontraremos con la necesidad de tomar decisiones. La necesidad vital de dar un paso en una dirección u otra que nos lleve a encontrar una solución o alternativa a un problema o situación que la requiere.
Sean de menor o mayor calado, no siempre es fácil el proceso de toma de decisiones y en él influirá tanto nuestro carácter como la forma que tenemos de enfrentarnos a las cosas y, por supuesto, el contexto en el que nos encontremos. Todo ello en un entorno global y cambiante y con clientes (en el caso de tenerlos o buscarlos), cada vez más activos y exigentes.
Factores externos a la persona como la presión, la falta de tiempo, la responsabilidad que implica una elección concreta… puede conducirnos a lo que se conoce como ‘parálisis por análisis’. Porque el análisis a la hora de adoptar cualquier tipo de decisión es fundamental, pero, en ocasiones, enfrentarnos a la toma de decisiones desde el miedo, puede bloquearnos y llevarnos a evitar asumir cualquier tipo de elección, responsabilidad o compromiso.
Por lo tanto, tomar decisiones es asumir responsabilidades, lo que implica cierto grado de riesgo cuando la incertidumbre entra en juego. Un entorno o situación cambiante puede hacer tambalear nuestra decisión y poner en jaque los resultados esperados, pero tenemos que tener en cuenta que existen técnicas y herramientas que nos ayudan a definir y ejecutar decisiones en las que el análisis de datos y la visión estratégica serán fundamentales.
Clasificación de las decisiones: ¿Cuáles son los tipos?
Hay tanto tipo de decisión como diferentes situaciones o diferentes contextos. Dependiendo de la situación o contexto en el que nos encontremos, convendrá tomar un tipo de decisiones u otro. ¿Cuáles existen?, ¿qué decisión tomar?, ¿en qué momento debemos tomarla?, ¿quién debe tomarla?… son preguntas recurrentes, sobre todo en un contexto de negocio o empresa.
Para ayudarnos a responderlas, echemos un ojo a algunos tipos de toma de decisiones:
1. Decisiones corporativas:
- Decisiones estratégicas o de planificación: en el ámbito empresarial, son aquellas decisiones que toman los altos ejecutivos o personas con cierta responsabilidad con el objetivo de mejorar prestaciones y obtener beneficios.
- Decisiones tácticas o de pilotaje: suelen ser tomadas por los directivos de nivel intermedio y supone la puesta en marcha de decisiones estratégicas.
- Decisiones operativas o de regulación: son aquellas decisiones que suelen ser tomadas por ejecutivos de nivel más inferior, ya sean supervisores o gerentes, y que están referidas a actividades funcionales y rutinarias.
2. Decisiones según el método utilizado:
- Decisiones rutinarias o programadas: son aquellas repetitivas y rutinarias, por lo general de poca trascendencia, previsibles y para las que ya hay un método o procedimiento establecido para saber qué tipo de acciones ejecutar. Se incluyen dentro de las decisiones operativas.
- Decisiones de emergencia o de riesgos: son aquellas decisiones que se deben de tomar en momentos más o menos críticos o de profunda crisis. Por lo general, se dan de manera excepcional y sus consecuencias pueden ser muy determinantes, por lo que es fundamental evaluar sus posibles consecuencias.
3. Decisiones según quién interviene en ellas:
- Decisiones individuales: son aquellas decisiones que toma cualquier miembro de la empresa en su día a día. En general, se toman de manera rápida y ágil, la responsabilidad es exclusiva de quien las toma y exigen cierto control, ya que al no contar con más enfoques de terceros, puede haber riesgo de incurrir en errores ya cometidos.
- Decisiones por consulta: en este caso, un directivo o grupo de directivos consultan a otros miembros del equipo su perspectiva u opinión sobre la situación para poder hacer frente a la decisión.
- Decisiones de grupo: a diferencia de las decisiones por consulta, en este tipo, además de pedir esa opinión, se invita a esos miembros del equipo a participar en la discusión y en la definición de alternativas que conduzcan a tomar la mejor decisión.
Estas son solo algunas tipologías de decisiones, ya que el abanico es muy amplio. Además, hay que tener en cuenta que, dependiendo de la situación, se requerirán diferentes opciones: soluciones puramente racionales u otras más creativas e intuitivas. Los actores implicados en la toma de decisiones, uno o varios, tendrán que apostar por un enfoque analítico/objetivo o por un enfoque menos técnico que se base en su experiencia y creatividad.
¿Cómo es el proceso de toma de decisiones?
A la hora de enfrentarnos a una toma de decisiones deberemos seguir una serie de pasos clave que, aunque no siempre se cumplen todos o siguen el mismo orden, hay que tenerlos en cuenta ya que nos ayudarán a guiar nuestro proceso.
Pasos de la toma de decisiones
- Identificar y definir el problema: analizaremos la situación para detectar cuál es el problema o circunstancia que requiere de una solución. Implica analizar todo el contexto, obstáculos, condicionantes, objetivos o resultados que se buscan, etc.
- Recopilar información relevante: tenemos que recopilar información que nos permita plantear soluciones libres de juicios de valor, de la manera más objetiva posible. Para tomar la decisión correcta, tan importante es hacerte con datos valiosos como con personas que te ayuden en la tarea.
- Identificar y analizar las alternativas: una vez definido el problema o situación, debemos identificar, analizar y comparar todas las alternativas o propuestas de solución que puedan ser de utilidad.
- Prever resultados y sopesar el impacto de la alternativa: en esta etapa podemos valernos de herramientas como el análisis DAFO para observar cuáles son los puntos fuertes y débiles de las alternativas propuestas y así valorar cuál es más viable.
- Seleccionar una alternativa: es un paso de cierto peso y responsabilidad, pero que se verá favorecido si previamente definimos unos criterios para la toma de decisiones (observaremos si es una elección individual o consensuada, si requiere de asesoramiento externo, si precisamos alguna herramienta de análisis de datos específica…).
- Llevar a cabo la decisión: cuando implantamos una solución o alternativa tendremos que, previamente, notificarlo a todos las personas y/o factores implicados. Deberás seguir un plan para que tu decisión sea tangible y realizable y que, a su vez, responda a la planificación de tu empresa u organización. Además, hay que considerar si conviene ejecutar la decisión inmediatamente o si es mejor esperar.
- Revisar y monitorear: una vez estamos poniendo en marcha nuestra solución, nos conviene hacer un seguimiento que nos permita tener todo bajo control. Esta retroalimentación es clave para ir adaptándonos o haciendo ajustes si la situación lo requiere, tanto en el proceso como en los recursos o personas implicadas.
- Evaluar los resultados: una vez implementada nuestra solución, tendremos que evaluar los resultados obtenidos y si estos son satisfactorios. Será fundamental documentar todo el proceso teniendo en cuenta si se han cumplido nuestras expectativas y los objetivos se han resuelto. Además, un informe final completo debería indicar qué factores han intervenido en el proceso de toma de decisiones y cómo han influido. En él, te vendrá muy bien incluir los métodos empleados y los datos utilizados, ya que podrán ser de utilidad para proyectos futuros y para automatizar tareas.
La fatiga en la toma de decisiones
Nuestra vida personal y profesional nos plantea casi continuamente disyuntivas: ¿qué hago para comer?, ¿qué ropa me pongo hoy?, ¿por dónde empiezo la tarea?, ¿delego o me encargo yo de esto? Estas son solo algunas de las cuestiones que te puedes plantear en un día cualquiera de tu vida.
Y es que, el hecho de tener que tomar decisiones, aunque estas no sean necesariamente trascendentales o de vital importancia, puede causarnos auténtica fatiga. Sí, has leído bien. Porque esto no solo le pasa a trabajadores con grandes cargas de trabajo o responsabilidades, sino que le puede pasar a cualquier persona.
La fatiga en la toma de decisiones provoca que la persona afectada sufra un desgaste mental: no siente voluntad para decidir, deja que la circunstancia ‘fluya’ o toma decisiones poco meditadas o irracionales que le pueden generar aún más malestar. Por ello, conviene encontrar cierto equilibrio entre no obsesionarnos meditando una decisión y no ser demasiado impulsivos.
Para evitar caer en esta situación, los expertos recomiendan planificar nuestro día a día intentando concentrar las tareas pesadas o que requieren decisiones importantes para primera hora de la mañana cuando, en principio, estamos más descansados. Además, recuerdan la importancia de mantener una dieta equilibrada, eliminar compromisos innecesarios y priorizar las tareas.
La importancia de los datos en la toma de decisiones empresariales
La toma de decisiones empresariales es la protagonista del día a día, decisiones grupales o individuales, decisiones de rutina o de emergencia… sean del tipo que sean, todas marcarán en mayor o menor medida el devenir de una empresa, idea o proyecto, y el consecuente éxito o fracaso de estos. Una decisión bien tomada significará, principalmente, ahorro de tiempo, energía y recursos.
Lo que está claro es que, en todos los procesos de toma de decisiones, la importancia de los datos es vital. ¿Por qué? Porque los datos son el motor que nos lleva a dar en el clavo a la hora de decir cuáles serán nuestras soluciones o alternativas y cómo y cuándo debemos llegar a ellas.
Dicho en otras palabras, trabajar tanto con small data como con big data (dependiendo de nuestras necesidades), nos llevará a conocer las necesidades reales del mercado e, incluso, anticiparnos a ellas. Saber analizar, detectar y anticiparse es la clave que nos permite tomar grandes decisiones estratégicas. ¿Y cómo lo consigo? Estudiar toma de decisiones es posible y en UNIR FP te ofrecemos varias vías para hacerlo, todas igual de apasionantes.
Estudia datos para la toma de decisiones con UNIR FP
Si te interesa profundizar sobre el small data y cómo aprovechar el valor de los datos para hacer crecer cualquier empresa, podrás cursar esta asignatura en nuestro curso de Especialista en Growth Marketing. Si quieres aprender cómo sacarle el máximo partido a los datos y encontrar en ellos un valor añadido que te ayude a mejorar la posición de tu empresa o diferenciarla de la competencia, no lo dudes y conviértete en datager.
Un datager es aquel profesional que además de tener y usar datos, sabe cómo encontrarlos, recogerlos, estructurarlos e interpretarlos. Es un ‘manager de datos’, capaz de plantear soluciones y proyectos de valor a partir del escenario que muestran los datos.
Además, también podrás aprender a trabajar con datos y desarrollar una gran capacidad analítica con la especialización como Digital Product Manager, que te permitirá convertirte en un Digital Worker todoterreno dotado de las skills más demandadas por las empresas hoy en día. Y si te ves como Growth Specialist, trabajando mano a mano con el departamento de marketing y data de cualquier gran empresa, también puedes formarte en Emprendimiento Digital. Te convertirás en todo un experto en data analytics, valiéndote de los datos para mejorar la experiencia del cliente y la toma de decisiones estratégicas.
Juegos de toma de decisiones y otras dinámicas
Un juego o dinámica de toma de decisiones es una actividad, generalmente grupal, que se usa para que las personas implicadas en ella aprendan cómo enfrentarse a un proceso de toma de decisiones en algunas o todas sus fases y circunstancias.
Su fin es, principalmente, pedagógico e invita a desarrollar habilidades como la intuición o la asertividad y a mejorar mecanismos cognitivos que nos ayuden en la toma de decisiones para lograr que estas sean acertadas y eficientes.
Además, contribuye a poner en práctica técnicas de negociación y a amenizar el entorno de trabajo o para hacer teambuilding. De todas formas, no cualquier momento vale para aplicar una dinámica de este tipo. Puede aplicarse en distintas fases de la gestión de proyectos, pero no conviene hacerlo en momentos determinantes en los que priman otras tareas o que urgen soluciones de emergencia.
Los seis sombreros para pensar
El juego de los seis sombreros es una de las dinámicas de rol más famosas y utilizadas a la hora de enfrentarnos a procesos de toma de decisiones. Se basa en una técnica desarrollada por Edward de Bono, que nos ayuda a aprender a ver las cosas desde diferentes perspectivas y mejorar tanto nuestra capacidad analítica como dotes de comunicación.
Cada uno de los sombreros (lo ideal es contar con ellos físicamente en la dinámica) es de un color distinto y se asocia a un rol diferente que va a tener que asumir quien lo porte. Hay seis colores (blanco, rojo, amarillo, negro, verde y azul) y, dependiendo del sombrero que te pongas, tendrás que interpretar un papel asociado a dicho color: las ideas que manifiestes irán acorde con el carácter que te haya tocado representar o que en un momento determinado te asignen (p. ej. el blanco representa la imparcialidad; el verde, la creatividad; el negro, lo negativo; el amarillo, lo positivo…).
Juegos de mesa
Son muchos y variados los juegos de mesa que nos ayudan a practicar el análisis de situaciones, a mejorar el trabajo colaborativo y a acostumbrarnos a la asunción de riesgos o compromisos. Un ejemplo de ellos es Hanabi, un juego de cartas que no se basa en la competición, sino en la colaboración de los participantes en busca de un objetivo común.
Otra opción interesante es Unlock, un escape room de mesa en el que, como ocurre con los escape reales, hay que escapar de una situación superando obstáculos y acertijos. Es ideal para, de una manera amena, potenciar el pensamiento creativo y la capacidad analítica.
Ruta de supervivencia
Las dinámicas de toma de decisiones también pueden realizarse ‘extramuros’, y la ruta de supervivencia es un ejemplo de ello. En este tipo de actividad, se plantea al grupo realizar una ruta por un monte desconocido para sus miembros. Esta dinámica debe estar planificada por alguien que conoce el terreno y dispondrá los obstáculos o pruebas que se incluyan en ella. Se busca definir perfiles de líder, detectar habilidades en sus participantes y ponerlos a prueba para comprobar cómo se enfrentan a diferentes procesos de tomas de decisiones.