Imagina un trabajo en equipo, descentralizado, con un objetivo altruista y donde la información es transparente. Es lo que se conoce como trabajo colaborativo, compartir información y experiencia para construir un conocimiento común.
El término lo acuñó en 2006 Yochai Benkler, catedrático de Derecho de la Universidad de Harvard.
Quizá el ejemplo de trabajo colaborativo más conocido en la actualidad es Wikipedia: cualquier persona puede aportar su conocimiento a la plataforma, en teoría sin ánimo de lucro, y la información es pública y puede ser corregida por otro usuario. En la actualidad, Wikipedia cuenta con más de millón y medio de artículos en español —más de 6 millones en inglés— y cerca de 82 millones de usuarios registrados.
Trabajo colaborativo en el entorno laboral
El concepto que propuso Yochai Benkler difiere un poco cuando hablamos de trabajo colaborativo en las empresas, pero la idea de la que parte es la misma: los integrantes del grupo comparten sus conocimientos para un objetivo común.
¿Por qué difiere? Porque no persigue un fin altruista y sí suele existir un responsable o coordinador del grupo definido de antemano —en el trabajo colaborativo descrito por Benkler, los líderes surgen de forma espontánea—.
En el entorno laboral, el trabajo en equipo es colaborativo cuando, además de tener un mismo objetivo, quienes participan lo hacen en igualdad de condiciones. Es decir, pueden proponer ideas, rebatir las del resto o realizar cualquiera de las tareas previstas, sin importar su puesto de trabajo actual o su experiencia. El resultado, positivo o negativo, es responsabilidad de todos.
Los profesionales que participan en estos equipos pueden proceder de distintas áreas, ya que la razón de ser del grupo es que cada miembro contribuya al aprendizaje del resto.
Ventajas del trabajo colaborativo
Los grupos que trabajan de forma colaborativa son más productivos y eficaces. Los integrantes, además, suelen sentirse mejor valorados y el sentimiento de pertenencia a la organización es más fuerte. De ahí que muchas compañías apuesten por los equipos colaborativos como nuevo modelo de trabajo.
Sin embargo, esta manera de desarrollar proyectos también tiene inconvenientes. Según un estudio de Harvard Business Review, solo aportan valor añadido al grupo entre el 3% y el 5% de los profesionales que participan, lo que supone una sobrecarga de trabajo para ellos.
Metodologías ágiles
Los equipos que trabajan de forma colaborativa suelen seguir metodologías ágiles ¿En qué consisten? En líneas generales, se trata de dividir cada proyecto en pequeñas tareas, que deben poder realizarse en un breve periodo de tiempo. De este modo, el proyecto se puede ir adaptando a nuevas necesidades que surjan, fallos, etc.
Agile, Lean, Scrum son algunas de las metodologías ágiles más habituales. La transformación digital de las organizaciones pasa (la posición de Scrum Master así lo corrobora), en muchos casos, por implementar esta nueva forma de trabajar.